martes, 6 de agosto de 2019

Tiempo personal

Había una vez un hombre con una agenda. Tenia su vida perfectamente planficada según metas y objetivos. Primero una gran carrera, luego un puesto importante quizás después un matrimonio y un par de niños. Como la vida no cree en agendas ni cronómetros cuando las cosas no salieron de la forma planificada el hombre no supo que hacer.

Los días se convirtieron en años y las frustraciones en arrugas. No había nadie a su lado porque en sus planes no había tiempo para cosechar amigos y su familia poco a poco se fue distanciando de él. Al final de sus días se dedicó a escribir una carta sin destinatario para quien pudiese encontrarlo en el futuro:

Amigo (a):
Estas manos temblorosas que hoy te escriben vieron pasar muchos inviernos y la única lección que pueden dejarte es esta "nunca podrás bañarte dos veces en el mismo río". Tal vez te resulten extrañas mis palabras pero es una triste realidad, el tren de la vida no espera por nadie. Si hoy no disfrutas de las personas y cosas que tienes a tu alcance, mañana quizás sea demasiado tarde. La lluvia no mata, reír revindica y amar siempre es un riesgo que vale la pena correr. Recuerda que el NO es algo que ya tienes de tu lado antes de arriesgarte, así que dalo todo y no tengas miedo a la incertidumbre. En lo dudoso se esconden las mejores cosas. Si amas a alguien, díselo. No dejes que tu vida este llena de " y si..." a veces es mejor pedir perdón que pedir permiso.
Mi tiempo comenzó a escacear y cuando miro atrás veo solo una línea recta y sin sobresaltos que me condujo al mismo sitio donde terminarán los intrépidos. Se valiente y vive al máximo...

Así que ya vez, este es el pasaje que quise compartir contigo hoy. Trabaja para vivir pero no vivas para trabajar. Disfruta de las pequeñas cosas que te complementan el alma. En mi caso dejaré que me seduzca el aroma del café en la mañana, una caminata junto al mar, ese poeta sin nombre que conmovió mi corazón, un beso robado, una puesta de
Sol, y por supuesto los brazos de mi madre.

Sinceramente Lulú

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