domingo, 27 de septiembre de 2020

El espejo

El Espejo

Levántate y corre. Un café el maquillaje. Corre, toma el bus y sigue corriendo. Trabaja, contesta el teléfono. Corre. Ve al gimnasio, la sociedad dice que estás gorda. Sigue corriendo. Llega a la casa que no es un hogar. Cena con culpa, toma una ducha y duerme. Despierta y vuelve empezar.

Hasta que llega esta jodida pandemia y las prisas no sirven porque no hay donde ir. El trabajo se traslada hacia la misma casa que sigue sin ser hogar y ahora es cárcel. No hay maquillaje que cubra tus miserias ahora y la cena ya no es con culpa sino con vicio. Duermes y la pesadilla vuelve a empezar.

Ahora toca empezar a conocerse de nuevo. A descubrir quién somos sin las prisas, el maquillaje y los subterfugios. Ahora el espejo nos mira y cada vez es más difícil sostenerle la mirada. Pero toca hacerlo. Sacar las fuerzas y repetirnos que esto pasará. Pero cuando pase seremos mejores, con menos miedos a quien somos en realidad y menos dependencia del maldito tiempo.

Volveremos y valoraremos los abrazos y  los besos. Volveremos y el café compartido será más dulce, el cielo más bello y haremos del trabajo un medio y no un fin. Volveremos y el espejo no podrá intimidarnos porque amaremos la persona que surgirá de nuestros pedazos rotos y demonios domesticados. Volveremos y quizás su solo quizás de alguna manera la celda volverá a ser casa y la casa finalmente un hogar.

Hasta entonces toca respirar encontrar nuevos caminos y mirar a los ojos del espejo. Abrazar esa mirada y decirle Yo te amo, estarás bien y serás mejor y más libre.

                            Sinceramente, Lulú